El Estudiante Universitario en el Siglo XXI. Los Administrativos en la Universidad de Panamá .................................................. / La Investigación como Política Universitaria/ Los Postgrados en Panamá

Panamá América / Opinión / Domingo 27 de marzo 2011

El Estudiante Universitario en el Siglo XXI

Dr. Eduardo Flores Castro
Catedrático de la Universidad de Panamá

El estudiante universitario enfrenta los retos de una sociedad cada vez más competitiva y cambiante. Su progreso depende, en buena medida, de obtener la mejor formación profesional posible. Esa formación debe ser integral, basada en el nuevo paradigma educativo que asigna nuevos roles: el docente como diseñador de métodos y ambientes de aprendizajes, el estudiante que construye lo que aprende y la regla es la renovación de los conocimientos.

Las características del estudiantado de la Universidad de Panamá han ido cambiando, hoy por ejemplo, el 66 % de su matrícula son mujeres. Su diversidad se expresa en que comparten aulas: estudiantes que sólo estudian, estudiantes trabajadores, del interior y la metrópoli, indígenas, personas con discapacidad, profesionales que estudian otra carrera y estudiantes de bajos, medios y altos ingresos familiares. A lo que habría que agregar, la condición de ser hijos, padres, madres, solteros, casados, jóvenes y adultos.


Estas nuevas realidades son reflejo de la complejidad de nuestra estructura social, lo que demanda cada vez mayor capacidad de renovación y modernización de la gestión institucional, de lo contrario, se impondrán el anquilosamiento y la incongruencia entre las aspiraciones de los estudiantes, las demandas de la sociedad y la formación que se imparte.


Este proceso de renovación permanente exige la participación de todos. Los estudiantes, como sujetos y actores principales, tienen el deber y el derecho de exigir más y mejores ofertas de carreras y postgrados, nuevas modalidades de aprendizajes, mayor calidad educativa y acceso a herramientas tecnológicas adecuadas. Contrario al conformismo y la apatía individualista forjados por la educación tradicional, la sociedad actual y futura requiere ciudadanos creativos, innovadores, solidarios e inconformes, de allí la necesidad de su participación fresca, cuestionadora, sin temores, soñadora, imaginativa y sin compromiso con el estatus quo.


El estudiante debe tener conciencia de que su educación es costeada con los impuestos de todos los ciudadanos, lo que hace posible mantener un costo popular de la matrícula y ofrecer mayores oportunidades a los sectores más pobres del país.  Aunque su primera responsabilidad es obtener una formación superior, también debe contribuir a que la Universidad sea manantial del pensamiento, en el que se debaten y se proponen soluciones a los problemas presentes y futuros. Esto demanda de todos, en especial de sus autoridades, una conducta ética ejemplar, de honestidad y respeto a un verdadero derecho de participación democrática, indispensable para la formación de una cultura de paz basada en valores. Promover la conciencia y la participación ciudadana desde sus aulas sería un aporte importante a la lucha contra problemas como la marginalidad, la violencia social y la inseguridad.


Debemos actuar con predecibilidad, para adelantarnos al impacto de las exigencias futuras en los programas de estudios y el diseño de nuevas carreras. Debemos esforzarnos para que se reconozca la importancia de la educación superior para el desarrollo económico y el fomento de la equidad. La Universidad debe ser flexible en su estructura académica para hacerle frente a las cambiantes demandas sociales, del sector productivo y del mundo laboral y profesional.


El más importante desafío a la docencia es enseñar a los estudiantes a aprender a aprender y ser protagonistas de su propio aprendizaje. La autonomía no puede ser para aislarse, muy por el contrario, su renovados ejercicios y nuevos horizontes posibilitan una universidad participativa, propositiva y vinculada a las comunidades y a los sectores productivos. Se requiere de un nuevo liderazgo institucional que se reconstruya y se reinvente para formar a los estudiantes que demanda el Siglo XXI.



Panamá América / Opinión / miércoles 11 de mayo de 2011

Los Administrativos en la Universidad de Panamá

Eduardo Flores Castro
Catedrático de la Universidad de Panamá

El prestigio de una universidad se basa en su servicio de calidad, incluyendo la calidad total en todas las actividades administrativas que se ofrecen a la comunidad universitaria y a la sociedad. Todo funcionario administrativo debe actuar, haciendo uso pleno de su intelecto de una manera libre y sin sujeción a imposiciones y presiones políticas.

La Universidad de Panamá fue una de las primeras instituciones del país en darse una carrera administrativa que reconoció anheladas conquistas y derechos de sus trabajadores y creó un sistema de selección y promoción del personal basado en méritos que, con el tiempo, ha ido sufriendo distorsiones que estamos a tiempo de corregir.

Es una paradoja inaceptable que la institución que debe formar a los profesionales para administrar el país, no se dé, ella misma, un modelo de gestión administrativo que sirva de ejemplo a todo el servicio público nacional.

Nuestra institución necesita construir una imagen corporativa que desarrolle y refuerce el sentido de identidad, participación y pertenencia de todos sus estamentos y afiance sus vínculos con la sociedad.

El funcionario administrativo necesita permanencia, lo que implica disminuir al máximo las contrataciones temporales que se utilizan como mecanismo de coacción. Requerimos una escala salarial justa y que atienda el incremento del costo de la vida. Se hace necesario un sistema de clasificación, reclasificación y evaluación basado en méritos y no en el nepotismo o el favoritismo; herramientas y ambientes de trabajos adecuados, actualización permanente, respeto y libertad de pensamiento.

Urge un sistema que permita y estimule la superación personal, académica y profesional de sus funcionarios, por ello, se debe erradicar la práctica injusta y desmotivadora de nombrar a nuevos trabajadores administrativos, con salarios mayores al que devengan los ya existentes con las mismas funciones.

La gestión administrativa universitaria confiere responsabilidades específicas a cada persona que deben realizarse con dedicación en concordancia con la misión y la visión de la institución, garantizando en cada actuación la integridad y el cumplimiento de la normativa interna y nacional, con el principal objetivo de combatir y erradicar la corrupción y el clientelismo.

La función pública universitaria debe realizarse con aptitud y capacidad para que sea expresión permanente de moral, profesionalismo y diligencia. Para lograr todo esto, necesitamos una renovación integral de la Universidad de Panamá.


La Prensa / 7 de enero de 2011 /  Página del Lector

La Investigación como Política Universitaria

Dr. Eduardo Flores Castro
Catedrático de la Universidad de Panamá

La investigación en la Universidad de Panamá se ha caracterizado, en comparación con universidades oficiales de otros países, por un bajo presupuesto y por un número reducido de profesionales dedicados a esta actividad, lo que ha conllevado a tener baja productividad y reducidas publicaciones en revistas indexadas. Si utilizamos criterios basados en competencias como: inversión en investigación, número y salario medio de los investigadores o factor de retorno, también tenemos un déficit.

La institución está limitada por la cosmovisión de sus administradores, por el bajo apoyo a la investigación y por asignar un valor marginal a esta labor. Es absolutamente necesaria la renovación de la administración universitaria, de manera que se establezcan programas de incentivos a los investigadores, programas de perfeccionamiento profesional y se asigne un porcentaje del presupuesto universitario a la investigación. Merecería la pena emular a la Universidad Autónoma de Chiriquí, que tiene una asignación por ley del 10 % del presupuesto de funcionamiento para el apoyo a la investigación.

El moderno enfoque que debemos aplicar es el de investigación-desarrollo-innovación. Mientras que algunos definen la investigación como “la actividad donde se invierte dinero para obtener conocimiento”, la innovación sería “la actividad donde se invierte conocimiento para obtener dinero”.

La universidad tiene competencias para participar con opciones de éxitos en licitaciones, pero lo hace muy pocas veces o no lo logra por falta de organización. Esto presupone una falla gerencial en transferencia de tecnología, base de datos, herramientas informáticas, técnicas de relaciones públicas, de comunicación, etc. Es fundamental reforzar las tareas de análisis de nuestras fortalezas y debilidades para no perder la inversión y potenciar los resultados.

La nueva administración universitaria tiene que centrar sus esfuerzos en la organización para incluir los criterios de optimización que generen competitividad debido a la eficacia y eficiencia en sus acciones. Debemos realizar un estudio de las fuentes de financiamiento nacional e internacional y definir una estrategia adecuada cuyo objetivo sea la captación de fondos.

Gestionar fondos para crear un sistema de servicios científicos y tecnológicos con miras a participar en el mercado nacional e internacional, y generar los fondos para su sostenimiento y para el apoyo al desarrollo de las ciencias, las humanidades y las ciencias sociales y administrativas. Esto implica un estudio de mercado con técnicas modernas e índices orientadores de las políticas a seguir.

Es recomendable elaborar un centro de datos que nos permita ordenar los logros alcanzados por los panameños tanto en el territorio nacional como en el exterior, así como los aportes en investigación de los extranjeros residentes en Panamá. Por otro lado, urge el establecer una política de publicaciones, comunicación y relaciones públicas.

Esto incluye la optimización y reorientación de las publicaciones universitarias, las páginas web y los sistemas virtuales, que proyecte la universidad en distintos escenarios: el público en general, la comunidad educativa, empresarial, los egresados y la comunidad política y gubernamental.

Es una condición ineludible establecer accesos eficientes a internet, bibliotecas digitales, centros de datos, apoyo virtual a los cursos, teleconferencias, pasantías, manuales de procedimiento, certificaciones, evaluación continua, etc. Debemos mejorar los criterios de selección de personal para ser audaces y aprovechar las potencialidades. La universidad de Panamá capta a un bajo porcentaje de egresados de universidades prestigiosas, por su sistema rígido de selección, que en muchas ocasiones no favorecen los criterios académicos. El actual modelo que se tiene en la universidad apoya muy poco a quienes hacen investigación.

Para un docente con gran cantidad de horas de clases y las obligaciones de horas de servicio administrativo, le es muy difícil cumplir con las exigencias que requiere un proyecto de investigación de primera línea, lo que indica que hay que hacer cambios radicales en esta institución para poder impulsar la investigación. A nivel nacional nuestra fortaleza es el gran número de profesores con alta formación. Debemos aprovechar esta ventaja e impulsar la investigación a través de implementar doctorados en todas las disciplinas y hacer descargas horarias a quienes tengan proyectos financiados.

Para esto debemos hacer sinergias con instituciones como la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología, la Ciudad del Saber, el Instituto Smithsonian, el IFARHU, la ANAM, el Ministerio de Educación, el Sindicato de Industriales y universidades extrajeras de prestigio. De esta forma forjaremos una universidad que oriente el desarrollo nacional.


La Estrella / Opinión / 6 de marzo de 2011

Los Postgrados en Panamá

Dr. Eduardo Flores Castro
Catedrático de la Universidad de Panamá

Los postgrado están dirigidos a crear, desarrollar y aplicar el conocimiento humanístico, científico y cultural.  A través de los estudios de postgrados se debe preparar el recurso humano de la más alta calificación académica y profesional.  Deben sustentarse en un programa de investigación y establecer vínculos interdisciplinarios y nexos de cooperación académica y financiera con otras instituciones nacionales y/o internacionales.

Los estudios de postgrado pueden ser: diplomados, especializaciones, maestrías o doctorados.  Los diplomados a nivel de postgrado, deben ser estudios relativamente cortos y flexibles que respondan a las exigencias de la comunidad. Es recomendable estos diplomados sean reconocidos como parte de los créditos de los niveles de especialización.

Los estudios de especialización deben profundizar un aspecto de una carrera o de un área con fines profesionales.  Deben priorizar el dominio de destrezas específicas incluyendo la investigación como parte del proceso formativo, así como el aprendizaje de teorías actualizadas. Es recomendable que los créditos estas especializaciones, sean estructurados como créditos de maestría.

Los estudios de maestría deben orientarse al desarrollo de un área de la correspondiente carrera con fines académicos o profesionales. Deben fomentar el conocimiento y aplicación de métodos de investigación que genere una capacidad innovadora, técnica y metodológica para la solución de problemas. Finalmente, los estudios de doctorado deben orientarse al desarrollo de las ciencias, la tecnología, las artes y las humanidades en los niveles más avanzados del saber.

En nuestro país, existen cerca de 900 carreras universitarias, de las cuales aproximadamente la mitad son de postgrado. Estas ofertas de postgrado están distribuidas así: 30 % son de especialidad, 65 % de maestría y 5 % son de doctorado.

La Universidad de Panamá oferta aproximadamente el 32 % de todas las carreras de licenciatura del país, sin embargo, a pesar de poseer el cuerpo de profesores con más alta calificación, sólo ofrece el 12 % de los estudios de doctorado.  Debemos aprovechar nuestra fortaleza académica y organizar estudios de doctorados en todas las facultades. Tenemos la responsabilidad de aprovechar nuestro gran potencial académico para contribuir mucho más al desarrollo de los sectores productivos y socioculturales.

Es obligante establecer los diversos niveles de estudios de postgrado, bajo las modalidades de estudios presencial, semipresencial o a distancia.  Es imperante gestionar los recursos necesarios para que gran parte de los participantes de tales programas lo hagan en condición de estudiantes a tiempo completo y brindar facilidades a nuestros egresados con buenas calificaciones, a fin de garantizar la continuidad de su formación académica.

Los cursos de maestría y doctorado deben organizarse en colaboración con instituciones nacionales y universidades extrajeras, y establecer mecanismos para que tanto los docentes del campus como de los Centros Regionales, al igual que otros profesionales, puedan acceder a los mismos, de tal forma que se eleve de forma efectiva las ofertas de postgrado en todas las provincias, y así lograr un mejor Panamá.

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