Boletín Temas de
Nuestra América. Nº 249, Noviembre, 2002.
Univ. de Panamá
CIENCIA, ÉTICA Y NATURALEZA
Dr. Eduardo Flores Castro
Hablamos con frecuencia de que la ciencia responde a las
necesidades de la sociedad. La verdad es que el poder militar es el mayor
orientador del desarrollo de la ciencia, prueba de esto es el hecho de que los
grandes presupuestos para la investigación siempre han estado asociados directa
o indirectamente a la industria armamentista.
La Ciencia y su Aplicación Militar
Por sentirse obligado a ayudar al Rey Herón en contra de sus
enemigos, Arquímedes (Siglo III antes de Cristo) inventó una serie de
artefactos que ayudaron a los griegos a defenderse de los romanos en el sitio
de Siracusa. Entre las armas construidas
por Arquímedes estaba un artefacto compuesto de espejos cóncavos utilizado para
hacer converger los rayos solares e incendiar las naves romanas. Sin embargo, Plutarco señala que Arquímedes
no dejó escritos de tales temas, ya que no quería obstaculizar las necesidades
de la vida.
No es casualidad que la mecánica, en lo referente al
movimiento de proyectiles, se haya desarrollado en el Renacimiento, la gran era
del cañón. Por otra parte, Rumford
(Siglo XIX) realizó sus investigaciones sobre el calor, cuando era Ministro de
Guerra en Baviera. Él deseaba vestir a
sus soldados con el menor gasto posible, por lo que empezó a investigar sobre
la trasmisión del calor en diferentes tipos de tela. Es importante destacar que el 10 % de las
investigaciones de la Royal Society de Londres, en sus primeros años, estaban
relacionadas con la tecnología militar.
La Guerra Química
La Guerra Química fue declarada ilegal por la Convención de
la Haya en 1899, la cual fue suscrita por todas las potencias. Sin embargo, durante la Primera Guerra
Mundial, el 22 de abril de 1915, en la frontera francesa cerca de Ypres, los
alemanes abrieron 500 cilindros que contenían 169 toneladas de gas cloro. El efecto fue devastador. La nube de gas produjo 15 000 muertos. El responsable fue el científico alemán y
premio Nóbel de química en 1918, Fritz Haber, quien había inventado el proceso
de fijación de nitrógeno. Haber y Walter
Nernst, también Premio Nobel de Química en 1920, trabajaron sobre los gases
venenosos, y hasta vigilaron los efectos en el campo de batalla.
Posteriormente Haber fue severamente criticado y repudiado
por la comunidad científica. Años
después, el gobierno fascista expulsó a Haber por considerarlo de ascendencia
judía, y murió sólo y repudiado por el mundo y por su país, al cual él creyó servir.
El Colegio Médico del Ejército
Real Británico fue el primero en desarrollar el gas mostaza. Este gas actúa en la piel y a través de ella,
por lo que una máscara no resulta una protección efectiva.
Durante la Primera Guerra Mundial más de 3 000 sustancias
fueron analizadas como posibles agentes tóxicos, pero sólo una decena de ellas
fueron consideradas como eficaces. Esta
guerra química produjo alrededor de 400 000 muertos.
El protocolo de Ginebra de 1925 prohibió nuevamente las
armas químicas. Sin embargo, los Estados
Unidos y la ex Unión Soviética siguieron desarrollando, e incluso utilizando,
este tipo de armamento.
En Panamá, el Comando Supremo de las Fuerzas Armadas de los
Estados Unidos consideró en el año de 1923, que el Canal no podía ser defendido
con armas convencionales, por lo que recomendó la utilización de medios
sofisticados; el elegido fue el de las armas químicas. De 1930 a 1946 el programa de armas químicas
en Panamá era de carácter defensivo. De
1947 a 1968 el programa se orientó a pruebas de armas químicas en ambientes
tropicales. De 1969 hasta la década de
los 90, se desarrollaron ejercicios de entrenamiento en combates con armamento
químico. En la República de Panamá se
han ubicado cerca de 14 sitios asociados con armamento químico. Entre los agentes químicos relacionados con
estos lugares tenemos: el gas mostaza, el gas fosfógeno y agentes neurotóxicos.
A la fecha, el gobierno de los Estados Unidos se niega a
limpiar las áreas contaminadas con armamento químico.
La Capa de Ozono
El uso prolongado de los gases clorofluorocarbonos (CFC) en
la industria, ha causado que la capa de ozono que rodea al planeta y absorbe
parte de la radiación ultravioleta se haya reducido. Esto ha producido que la intensidad de
radiación ultravioleta que recibimos se haya incrementado a niveles peligrosos
para la vida. Estudios realizados han
señalado que un decremento permanente de 1,0 % del contenido total del ozono estratosférico,
produce un aumento de 4,0 % del cáncer en la piel.
Los CFC se empezaron a utilizar desde 1928. La primera alerta sobre la degradación de la
capa de ozono, debido a la presencia en la atmósfera de gases CFC ó freones, se
dio en 1974. Pero no fue hasta 1987, en
el documento denominado Protocolo de Montreal, cuando se prohíbe a partir del
2000, a los países desarrollados, la producción y utilización de los CFC. A los países en vías de desarrollos se les
dio un plazo hasta el año 2010. Por otra
parte, La Organización Ozono Action, de Washington, denunció que en 1994 Estados
Unidos importó ilegalmente unas 20 000 toneladas de CFC a China e India, donde
su uso se permitirá hasta el 2010.
Muchas de las conclusiones de los científicos pagados por
las empresas, a mediados de los 70, señalaban que las concentraciones de CFC no
dañaban la atmósfera, y que estos gases eran tan estables y sus concentraciones
tan pequeñas que no habría ningún problema.
Otros trataban de aducir que los CFC no dañaban ciertas especies, por
ejemplo al pájaro del ganado. Tal vez
eso podría ser cierto, pero no invalida el hecho de que estaban afectando los
procesos químicos en un sitio estratégico para la vida en el planeta, y lo peor
es que lo seguiría afectando por muchos años más.
La Democracia
La democracia es un intento de introducir elementos
científicos en la forma de organizar la convivencia de un conglomerado de
personas. En nuestras democracias se
utiliza más el conocimiento estético a la hora de un proceso electoral, que el
conocimiento científico, que se caracteriza por el debate de las ideas. Por el contrario, se saturan las calles con
fotografías donde el candidato o candidata aparezca guapo (a), inteligente y seguro
(a).
En los procesos electorales, lo primero que señala el asesor
de imagen es que si hay un debate no se debe reconocer nunca un error en
público. Posición que es lo más anticientífico
del mundo. Lo normal de un científico es
equivocarse y el día que no lo hace es candidato al Premio Nóbel.
El científico no presume nunca de verdades antiguas, presume
de verdades nuevas. En política es lo
contrario. Es común escuchar a un
político señalar: “Yo ya decía eso hace 10 años”.
Hay quienes piensan que la población debe saber más ciencia
y tecnología a fin de que los trabajadores sean mejores competidores en el
mercado internacional. Esto tiene su valor
y es explicable en un mundo globalizado.
En mi opinión, la principal razón para educar personas en las ciencias,
tiene que ver con la democracia. Si uno
no entiende el mundo que lo rodea siente miedo, empieza a vivir alienado y a
mostrar interés por explicaciones esotéricas y cultos irracionales que surgen
por el deseo de comprender.
La adquisición de una cultura científica en la población la
hace tener criterios objetivos y ser menos vulnerable a la manipulación a la
hora de emitir su voto.
La mayoría de nosotros no conocemos cómo funciona el
interior de los aparatos electrónicos que usamos a diario. Mientras menos sabemos de ellos, más difícil
es repararlos en caso que le ocurra algún daño.
Esto es lo que sucede con las sociedades y su vinculación con la
naturaleza. Mientras menos conocemos los
procesos sociales y los fenómenos naturales, más difícil es corregir las
injusticias sociales y los deterioros ambientales.
Algunos piensan que el CO2 no está causando el
calentamiento de la Tierra o que la deforestación es un proceso
inevitable. Si los ciudadanos no poseen
un conocimiento mínimo sobre ciencia, siempre serán manipulados por políticos
en su decisión de apoyar o eliminar determinados proyectos.
La medida de la libertad de un pueblo es directamente
proporcional a su desarrollo en ciencia-tecnológico y humanístico. Los países que no alcancen un nivel aceptable
de avance científico-técnico, estarán en desventaja en este siglo. Esta variable se manifiesta cada vez que
nuestros países firman convenios internacionales, ya que no puede haber contrato
justo entre socios demasiados desiguales.
Cultura Científica
Algunas veces se ha intentado utilizar una teoría, que ha
nacido en un contexto, para intentar aplicarla a algo muy distinto. Tenemos el caso del biólogo ruso Trophin Lisenko,
quien se atrevió a negar la existencia del gen porque no era compatible, según él,
con el materialismo dialéctico, luego tuvo que mostrarse apenado cuando se descubrió
el gen. Por otro lado el biólogo francés
Jacques Monod (Premio Nóbel de Química en 1965), usaba la biología molecular
para desautorizar ideológicamente al materialismo dialéctico.
Una cultura científica presenta ante el mundo una actitud
reservada y solidaria, abierta a la crítica y dispuesta a la reconstrucción de
hechos. La verdad, siempre sujeta a la experimentación,
nos predispone al diálogo con argumentos.
Pero eso es imposible de lograr si no se resuelven primero las grandes
carencias en amplias zonas de la Tierra como Latinoamérica. Existen grandes obstáculos para conseguir que
la política esté al servicio de la población civil.
Cada vez que hay una nueva tecnología, un nuevo
conocimiento, siempre hay un riesgo de una mala aplicación. Pero, como siempre, es el equilibrio riesgo-beneficio
el que decide al final. Por esto es cada
vez más importante la opinión y la comprensión pública de la ciencia.
Según el físico teórico Jorge Wagensberg “hay dos aspectos
que un científico de hoy no puede pretender al mismo tiempo: Trabajar en
secreto, por un lado y, por el otro, no considerarse responsable de las
aplicaciones de sus logros.”
Las aplicaciones de la ciencia son las responsable de las
transformaciones del planeta en los últimos siglos, por lo que se hace necesario
que los científico luchen por erradicar las aplicaciones negativas de sus
logros y preservar los beneficiosos.
Los científicos tienen la obligación de hacerse comprender
en torno a: los métodos y conceptos con sustento científico; la etapa del
conocimiento de la naturaleza en que nos encontramos; y lo que se debe dejar de
hacer para la preservación de la especie humana.
Los científicos tienen el deber de mantener informada a la
sociedad sobre el estado de la ciencia, sus efectos y aplicaciones; y la
responsabilidad de luchar por participar en la toma de decisiones sobre las
políticas públicas, sobre todo en las aplicaciones que podrían presentar
peligros a la sociedad o daños al ambiente.
Los científicos deben hacer sus mejores esfuerzos para
procurar: el respeto a la dignidad humana; la no destrucción y explotación de
los seres humanos; el mejoramiento de la calidad de vida de todas las
sociedades; la diversidad étnica, cultural y biológica; así como trabajar para
la protección, conservación y restauración de la biosfera y los recursos
naturales.
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