La Estrella / Opinión / 7 de octubre de 2015
LOS 80 AÑOS DE LA UNIVERSIDAD DE PANAMÁ Y LA ACADEMIA
Dr. Eduardo Flores Castro
Catedrático de la Universidad de Panamá
Los ochenta años de la Universidad de Panamá deben convocar a un proceso de reflexión sobre su situación actual y los nuevos horizontes de renovación que exige la nación. El repensar sobre sí misma incluye sus componentes, sus estamentos, su papel histórico y el que le toca jugar en estos tiempos. Es oportuno, faltando 20 años para convertirnos en una universidad centenaria, abordar la problemática de los docentes, al igual que sus expectativas inmediatas y futuras.
Pese a que en la Ley Orgánica y el Estatuto se instituye la Carrera Académica, hasta la fecha no ha sido reglamentada. Urge su materialización concebido y ejecutado como un sistema de administración para el desarrollo del profesor universitario, que asegure sus derechos y el cumplimiento de sus deberes. Este sistema debe regular con certeza jurídica lo relativo al ingreso, permanencia y egreso, basado exclusivamente en méritos académicos y eliminando las discrecionalidades de las autoridades y cualquier forma de clientelismo.
A falta de una carrera académica, se ha venido aplicando una serie de reglamentos desactualizados e inconexos. Tales son los casos de los reglamentos de Banco de Datos y de Evaluación del Desempeño del Docente. Estos requieren una nueva formulación porque el primero determina el reclutamiento de los nuevos profesores que requiere la Universidad del siglo XXI; y el segundo hay que despojarlo de su esencia punitiva y dotarlo de objetivos que conduzcan al logro de la excelencia académica. Esta nueva definición reglamentaria debe ser el resultado de la participación y evaluación de los propios docentes.
Se debe establecer políticas y programas de perfeccionamiento permanente del docente, que complementen su formación académica, didáctica y el uso de la tecnología de la información. Es necesario ofrecer programas de doctorados para los profesores o ponerles a disposición estudios en universidades internacionales. Para lo cual hay que ofrecer becas, reducción de costos, licencias y descargas horarias. No es posible que le pidamos a nuestros docentes que obtengan doctorado y al mismo tiempo tengan que cumplir con una carga docente normal.
En nuestra universidad es obligante revisar la escala de remuneración docente, pues desde hace más de 30 años no se ha hecho ninguna modificación al ajuste bianual, de suerte que corresponda con las exigencias del desempeño. Esta revisión debe incluir entre otros, el salario básico inicial en cada categoría y la reducción del tiempo para los ascensos, sobre todo en aquellos casos en que el docente ya posee los años de servicios, previo al concurso a cátedra.
El otorgamiento del tiempo completo no puede seguir siendo una atribución discrecional del rector. Debe establecerse un reglamento para otorgar la dedicación de tiempo completo, considerando las necesidades de los Departamentos o las Coordinaciones de Facultad, los méritos y tiempo de labor de los aspirantes. El profesor especial con dedicación de tiempo completo al ganar un concurso de una posición regular deberá otorgársele esa misma dedicación en la categoría de regular de forma automática. No como ocurre hoy, pues son conocidos varios casos en donde docentes que eran tiempo completo, y después de ganar un concurso a cátedra, no se les ha mantenido esta condición por motivos políticos.
El rol de los profesores especiales tiene que ser justamente valorado. Hay ejecutorias y comisiones que no deben estar reservadas exclusivamente a profesores regulares, ya que según los méritos y la antigüedad los docentes especiales pueden participar igualmente. Hay que corregir la deficiencia administrativa del pago atrasado de los ajustes bianuales y la equiparación a los profesores de tiempo parcial. También hay que eliminar la ilegal práctica de asignarles más horas a los profesores parciales, de las que se les pueden pagar, ya que esto implica una explotación laboral por parte de la institución. Se requiere un plan permanente de apertura anual de concursos a profesores regular, de tal manera que descartemos la práctica de abrir una plaza por departamento, que provoca rivalidades innecesarias entre colegas.
La estabilidad del docente universitario debe imperar sobre las prácticas clientelistas y arbitrarias, como es el caso del temor a represalias por discrepar con las autoridades. Es preciso erradicar la práctica nociva de ser aislado o perseguido por tener una opinión diferente a la de las autoridades y por apoyar una opción electoral diferente. Sin la absoluta libertad a disentir y el ejercicio pleno de la democracia, no hay estabilidad laboral y es prácticamente imposible hacer universidad.
La
Estrella / Opinión / 13 de noviembre de 2015
RENOVACIÓN DE LOS CENTROS REGIONALES
Dr. Eduardo Flores Castro
Catedrático
de la Universidad de Panamá
Los Centros Regionales de la
Universidad de Panamá tienen una importancia crucial para el país. Con su
creación se iniciaron los primeros estudios superiores provinciales y locales.
Muchos profesionales han egresado de sus aulas y valiosos aportes han dado a la
evolución de las comunidades. Sin embargo, es necesario renovar el modelo de
gestión académica y administrativa de los Centros Regionales, de las
Extensiones y de los Programas Anexos, así como conferirles más autonomía, y
dotarlos de los recursos y equipos necesarios con la finalidad de elevar el
nivel académico.
La elaboración y ejecución de
planes de desarrollo universitario regionales, como parte de un plan nacional,
es un clamor de los docentes, estudiantes y administrativos. De la acción
coyuntural hay que pasar a una visión planificada de largo plazo, cuyo
horizonte puede ser el centenario de nuestra universidad. Pero estos planes
estratégicos regionales deben surgir del debate colectivo de cada unidad
académica, con los sectores productivos y las autoridades de las regiones en la
que están inmersas. Debemos sustituir el cortoplacismo por la visión a largo
plazo, y las directrices desde arriba, por la formulación construida desde las
bases universitarias.
La renovación del modelo de la
universidad regional ha de partir de un diagnóstico integral que, considere nuestras
fortalezas, nuestras debilidades, nuestras actuales ofertas académicas, las
demandas insatisfechas de estudios regionales, nuevas modalidades formativas,
nuevos perfiles de egresados, demandas de investigación, infraestructuras y
equipos, nivel presupuestario, vínculos con la sociedad y la internacionalización.
Merece especial atención el
resolver los problemas que viven los docentes, administrativos y estudiantes, la
escasa apertura de concursos a cátedra, el bajo porcentaje de profesores tiempo
completo y el abultamiento de horas no remuneradas a los profesores tiempo
parcial. Además, hay que garantizar el derecho a la estabilidad, salvaguardar la dignidad y
los méritos de los profesores, debemos adoptar programas permanentes de
concursos regulares y de concursos para administrativos, transformar las
infraestructuras y los servicios, asegurar la total libertad de disentir y de
pensamiento. Al igual que ofrecer a los docentes todas las facilidades para
participar en programas de perfeccionamiento, especialidades, maestrías y
doctorados, según las necesidades regionales.
Hay que ampliar y hacer efectiva
la descentralización de los Centros Regionales Universitarios, como la vía para
su constante transformación. Esto implica estructurar un modelo de conducción basada
en propuestas colectivas, búsqueda de consensos y renovación periódica de sus visiones.
Con ayuda de la tecnología debe descentralizarse la información y los
servicios. La Junta de Centro Regional debe ejercer la función de fiscalizar el
uso de los recursos presupuestarios asignados y de autogestión. La
administración descentralizada exige una completa transparencia y una real
rendición de cuentas. La evaluación, pertinencia, equidad, y la participación
democrática deben sostener la nueva cultura universitaria.
El proceso renovador que deben
experimentar los Centros Regionales involucra superar el enclaustramiento y
convertirlos en espacios para el estudio, la investigación y el diseño de
propuestas que den solución a los problemas regionales y nacionales, tanto de
las comunidades como de los sectores productivos. Los Centros Regionales debe
ser oasis de cultura, academia y ciencia para la comunidad a las que se deben;
además de ser modelo de desarrollo ambiental sostenible y espacios de vida
saludables. Esta misión es insoslayable para toda universidad regional moderna.
La
Prensa / Opinión / 4 de enero de 2016
Pilares
del desarrollo Institucional
Dr. Eduardo Flores Castro
Catedrático
de la Universidad de Panamá
La Renovación de la Universidad
de Panamá debe reconocer al personal administrativo como uno de sus actores importantes
para el desarrollo institucional. A través de los años y por sus luchas
gremiales y méritos individuales se han ganado un espacio preponderante del
quehacer universitario. Con su capacidad de generar iniciativas y su fortaleza
de acciones, han logrado conquistas laborales que deben ser respetadas y
aseguradas, incluso ampliadas.
Como pilar fundamental de esas
conquistas está el Reglamento de Carrera del Personal Administrativo, el que
hoy demanda actualización y mejoras, con la participación decisiva del
estamento administrativo. Uno de los aspectos claves es que todas las
posiciones vacantes sean ocupadas mediante concurso de méritos, de modo que
tengan oportunidad de participar todos los que se distingan por su idoneidad,
antigüedad y honestidad, tal como lo disponen las normas universitarias.
Merece especial atención el
desarrollo de la profesionalización de los trabajadores administrativos, lo que
implica establecer incentivos para aquellos que culminen sus estudios y la reubicación
de cargos según su formación académica, antigüedad y méritos, correspondida con
un mejor salario. Es necesario acabar con la práctica de contratar personal para
realizar tareas y asumir responsabilidades similares a la de los empleados con
más experiencias y comprometidos con la
Universidad, pero con mayores salarios. Esto constituye un irrespeto a la
antigüedad y méritos, además de ser un
desestimulante laboral.
El Reglamento del Sistema de
Evaluación del Rendimiento por Resultados de los administrativos debe ser
revisado y modificado, previa consulta a los propios evaluados y un diagnóstico
de los resultados de su aplicación. Actualmente la cultura de la evaluación
laboral y profesional es inherente a toda universidad moderna y renovada, pero
esta debe despojarse de la finalidad punitiva y discrecionalidad subjetiva. Un
moderno sistema de evaluación tiene como fin el de medir objetivamente el
desempeño, incluir a todos los que ejercen cargos administrativos, identificar
y replicar las mejores prácticas laborales, disponer de una variedad de
incentivos, de manera que el objetivo central sea la excelencia de la gestión
administrativa.
Son muchos los servicios internos
que han de ser mejorados para el personal administrativo; uno de ellos, el
Centro de Orientación Infantil, el que necesita transformarse a fin de ampliar
su cobertura y funciones profesionalizadas. La Universidad cuenta con personal interdisciplinario para la renovación de este
centro especializado y demás servicios, capaz de convertirse en modelo
nacional.
Entre otros aspectos pendientes, está
cumplir con la revisión periódica de la escala salarial de cargos, de forma que
ello contribuya a dotar de una remuneración digna, de acuerdo a los aumentos
del costo de la vida y a la responsabilidad de trabajar en la Universidad de
Panamá, que tiene la obligación de ser ejemplo profesional y de equidad social para
el país.
La
Prensa / Opinión / 10 de febrero de 2016
LA UNIVERSIDAD Y LOS PROBLEMAS NACIONALES
Dr. Eduardo Flores Castro
Catedrático
de la Universidad de Panamá
El proyecto de renovación de la Universidad
de Panamá implica darle a su autonomía otra dimensión, de manera que además de
ser centro de pensamiento crítico, se convierta en espacio de estudio de los
problemas nacionales. Esto conlleva a una institución participativa y
propositiva, capaz de establecer nuevas relaciones con la comunidad,
organizaciones sociales e instituciones públicas y particulares. Este modelo
universitario debe reemplazar el aislamiento que actualmente la envuelve.
La universidad por ser centro donde
se produce y transfiere conocimientos, y dada su gran capacidad de
investigación y extensión, es la fuerza motora de cambios sociales. La
Universidad de Panamá posee un cuerpo docente de más de 4 mil especialistas en
diversas disciplinas, por lo que es la institución nacional que concentra la
mayor capacidad de inteligencias. Esta potencialidad, dándoles el apoyo
adecuado, puede ponerse al servicio de los estudios de temas cotidianos,
coyunturales y estructurales de la agenda nacional.
Para que la función de extensión
universitaria deje de ser aislada, ocasional y extracurricular se requiere
integrarla a la docencia y a la investigación. La relación extensión-docencia
propicia foros permanentes desde el aula de clases, dándose una formación
integral por medio de la vinculación del proceso educativo con la realidad
nacional. Mientras que la extensión-investigación nos lleva a transformar el
claustro universitario en laboratorio de análisis y foros institucionales sobre
aspectos nacionales e internacionales.
El paradigma de la educación
continua con pertinencia social implica que sus programas deben responder a las
necesidades de los diversos estratos sociales, del sector privado y de la
administración estatal. La educación continua con pertinencia académica ha de
responder a los reales requerimientos de los docentes universitarios, al igual
que de los estudiantes y administrativos. Esto es posible si establecemos
mecanismos que para identificar las necesidades internas y externas de
educación continua.
Nuestra universidad tiene las
condiciones apropiadas para convertirse en centro de recepción, desarrollo y
difusión de las manifestaciones literarias, artísticas y culturales en general.
Más allá de una oficina o de actividades formales ocurrentes, se requiere que
la universidad sea aposento de las expresiones culturales de la comunidad.
Hay que propiciar una plena
participación de los estamentos universitarios en los proyectos de extensión,
para lo cual es imprescindible más diálogo y comunicación interna. Los
servicios universitarios deben orientarse hacia la formación integral del
estudiante y el desarrollo de las especialidades. La responsabilidad social hay
que cimentarla mediante una vinculación entre nuestra fortaleza académica y la
comunidad, de manera que ella sea parte de la nueva cultura universitaria.
La Universidad de Panamá, con sus
80 años de aporte a la nación, es la entidad de educación superior más importante
del país. Sin embargo, la contribución de
los más de 220 mil profesionales que de su seno han salido, no ha sido objeto
de estudio por la propia universidad. Se necesita establecer un nexo permanente
con los egresados, con la finalidad no sólo de obtener una base de datos, sino
para crear una identidad con su alma mater, a través de la participación en
programas de educación continua, investigaciones, proyectos artísticos y
literarios.
La institución está en capacidad
de desarrollar un real observatorio sobre la educación nacional, orientada a
examinar y monitorear sus componentes, a fin de diseñar posibles propuestas de
transformación. La Universidad de Panamá debe ocupar el vacío de liderazgo en
el sistema educativo nacional, por medio de la amplia capacidad de
investigación y de convocatoria a diálogos entre todos los actores del entorno
educativo.
El Panamá América / Opinión / 26 de enero de 2016
MODELO AMBIENTAL PARA LA U.P.
Dr. Eduardo Flores Castro
Catedrático de la Universidad de Panamá
Toda institución pública o particular debe contar con un programa de gestión ambiental que mejore el entorno y la calidad de vida de sus trabajadores y usuarios, y que ayude a mitigar el impacto de la actividad humana. Nuestra Universidad de Panamá, como el principal centro de educación del país debe ser modelo de las buenas prácticas ambientales. Además, debe ser líder en la consolidación de una cultura ambiental de conservación y la prevención de desastres; así como en el fomento de la investigación científica y el desarrollo sustentable.
Para la Universidad de Panamá, urge un programa de gestión integral de residuos sólidos, reducción, reúso y reciclaje de materiales; complementado un plan de gestión de residuos orgánicos, ya que tenemos, sólo en el campus, siete cafeterías y un sinnúmero de quioscos. Es necesario establecer un programa de reutilización y captación y ahorro de agua. Tenemos que ejecutar proyectos de producción más limpia, ahorro de energía, reducción de uso de papel, así como de utilización de papel reciclado. De igual forma, es impostergable establecer medidas tendientes a la reducción de la contaminación acústica y visual. La Universidad de Panamá cuenta con una unidad de gestión de residuos peligrosos, que hay que apoyar y dotarlas de recursos.
Nuestros estudiantes y egresados deben ser ciudadanos comprometidos ambientalmente con su entorno, que ejerzan su profesión con un profundo respeto hacia el ambiente y con responsabilidad hacia su comunidad, su país y el planeta. Ellos deben ser líderes en la promoción de un desarrollo sustentable, cuidando las necesidades de las generaciones futuras. Es ineludible, constituir una comunidad universitaria sostenible y propositiva. Que sea consciente que no debemos seguir siendo espectadores de la degradación del planeta, que el cambio climático ya está aquí, y que es el momento de contribuir en la de restauración de los ecosistemas y de actuar en consonancia con ellos.
El planeamiento ambiental implica también desarrollar estudios propositivos para enfrentar el cambio climático y la deforestación; implementar programas de gestión de residuos sólidos, líquidos y gases. Para la producción más limpia se necesita capacitación ambiental, gestión de recursos hídricos, construir una planta de tratamientos de aguas servidas, entre otros.
Debemos promover los trabajos de Servicio Social relacionados con los temas sociales-ambientales. Estimular y apoyar proyectos de investigación y desarrollo tecnológico para solucionar problemas ambientales nacionales. Establecer carreras relacionadas con los grandes problemas ambientales que ya tenemos (agua, energía, deforestación, residuos).
Es necesario promover el vínculo permanente con la sociedad en busca de mejorar la calidad ambiental de los panameños. La Universidad de Panamá, debe convertirse en modelo de desarrollo sustentable no sólo para las demás universidades, si no para el país; en donde todo el que desee saber cómo se deben realizar los procesos de manera sostenible, asista a la casa de Méndez Pereira para recibir y reproducir orientación calificada.
La
Estrella / Opinión / 26 febrero 2016
LOS ESTUDIANTES Y LA RENOVACIÓN
UNIVERSITARIA
Dr. Eduardo Flores Castro
Catedrático
de la Universidad de Panamá
Los estudiantes son la principal
razón de todo proceso educativo. De aquí que el eje central de la renovación
universitaria es la revisión y actualización del perfil del egresado, teniendo
como horizonte el centenario de la Universidad de Panamá en el año 2035. En
este debate renovador han de participar todos los universitarios y la sociedad,
pero especialmente los estudiantes como objeto y sujeto del proceso renovador.
Las realidades y tendencias de la
educación superior nos indican que la universidad pública debe cumplir una
doble misión: la de forjar los futuros profesionales con una formación
científica y humanista de calidad mundial, y la de cimentar una alta conciencia
social y responsabilidad ambiental. Esto conduce necesariamente a la evaluación
de los contenidos de las carreras, las modalidades de los aprendizajes, la
estructura académica, los períodos académicos, el servicio social universitario
y la necesidad de la internacionalización de las formaciones, no solo a través
de los contenidos sino mediante la movilidad estudiantil, intercambios con
universidades de otros países, dobles titulaciones y otras variantes.
Si tomamos en cuenta que menos
del 30 % de los estudiantes que se matriculan en primer año, terminan sus
carreras, debemos estudiar la posibilidad de crear títulos intermedios. De esta
forma, un joven que se tenga que retirar después de haber aprobado dos años de
su carrera, tendrá la posibilidad de ejercer una profesión.
La drástica disminución de la
matrícula estudiantil de la Universidad de Panamá, en los últimos 15 años,
exige un profundo análisis sobre las reales causas a fin de hacer las
rectificaciones que estimulen el aumento de la convocatoria a sus aulas. Al
respecto, es necesario señalar que el costo popular de la matrícula debe
mantenerse, para así facilitar que nuestra población tenga acceso a la
educación universitaria. Es preocupante que miles de jóvenes no ingresan a la
universidad, lo que se refleja en una tasa de escolaridad universitaria muy por
debajo del 50 % que ha establecido la UNESCO para que un país pueda alcanzar su
desarrollo.
La infraestructura, los equipos y
los servicios universitarios deben responder a las necesidades de los
estudiantes. Entre otros requerimientos, es indispensable la disposición de internet
inalámbrico con mayor rapidez y sin
restricciones, modernos laboratorios, equipos de tecnología informática
suficiente, proceso de matrícula en línea eficiente, mejorar los servicios del
sistema de bibliotecas con apoyo tecnológico y ampliación de sus horarios de
atención. Hay que reorganizar el servicio de protección para garantizar la
seguridad. También los servicios de cafetería deben reorganizarse con ayuda de
nutricionistas para garantizar la calidad de las comidas y establecer horarios más
adecuados. Por medio de alianzas externas, es
imperante la creación de un robusto programa de becas por méritos y por
necesidades económicas.
El proceso de renovación
universitaria que reclamado, tiene que tomar en cuenta las nuevas
características de los actuales estudiantes. Las dos terceras partes de la
matrícula es femenina y la mayor parte de los estudiantes son de bajos ingresos
familiares. Comparten las aulas estudiantes que trabajan con los que solo
estudian, los procedentes del interior con los de la capital, indígenas,
discapacitados, profesionales que estudian otra carrera y extranjeros. Habría
que agregar las condiciones de ser hijos, padres, madres, casados, solteros,
jóvenes y adultos.
La universidad no solo está
llamada a formar profesionales sino también a promover líderes y ciudadanos con
responsabilidad social. La organización y acción estudiantil en sus diversas
expresiones, forma parte en la forja de nuevos liderazgos. Por eso hay que
fijarse el propósito de tener estudiantes con memoria histórica, que estudien y
valoren los hechos ejemplares protagonizados
por las generaciones pasadas del movimiento estudiantil. Dentro de 2 años, en
el 2018, se conmemorará el centenario de la Reforma Universitaria de Córdoba de
1918, gesta estudiantil argentina que impactó a la América Latina. Esta es una
excelente oportunidad para reflexionar sobre la historia de la reforma
universitaria panameña y latinoamericana.
La Estrella / Opinión / 14 de marzo de
2016
UNIVERSIDAD RENOVADA E INVESTIGACIÓN
Eduardo Flores Castro
Catedrático
de la Universidad de Panamá
La investigación en la Universidad
de Panamá necesita de una priorización institucional y una consultada definición
de las líneas estratégicas de mayor impacto. Esto demanda incrementar el apoyo
a esta actividad, aumentar la cantidad de académicos dedicados a la investigación e incorporar a jóvenes talentosos con estudios de doctorados,
para acrecentar el impacto de las
publicaciones y las patentes registradas, difundir ampliamente los trabajos
realizados y ofrecer mayores incentivos a los docentes que investiguen. Se
requiere promover los intercambios académicos, sobre la base de una sólida
cultura de la investigación, para fortalecer, en pro del país, los vínculos
entre la Universidad, las empresas y el Estado.
Para un docente con gran cantidad de
horas de clases, aunado a las obligaciones de horas de servicios
administrativos, le es muy difícil cumplir con las exigencias que implica un
proyecto de investigación, de ahí la necesidad de que el nuevo modelo de
gestión rediseñe la Institución para impulsar la investigación científica en
todos los campos del conocimiento.
El enfoque moderno que debemos
aplicar es el de investigación-desarrollo-innovación, hacia la sociedad y la
propia institución educativa, es decir, no existe innovación sin desarrollo y
no existe desarrollo sin investigación. Nuestra propuesta es considerar a la
investigación como la actividad donde se invierten recursos para generar y aplicar
el conocimiento, con el fin de superar los problemas que enfrenta la sociedad.
La Universidad está obligada a dignificar
y restablecer el ejercicio de una política de investigación indispensable para
contribuir al desarrollo de la Institución y por ende de la Nación. Para
esto se requiere consolidar la Universidad de Panamá como el centro de
investigación por excelencia del país; contribuir en la solución de los
problemas nacionales y regionales, vinculando líneas de investigación con las
políticas de Estado, los sectores productivos y las comunidades. Entre los
temas que debemos abordar en nuestras investigaciones están: los problemas energéticos,
hídricos, tierras, salud, seguridad pública y alimentaria, cambio climático e
identidad cultural y nacional.
Pero para fomentar la investigación,
debemos crear conciencia a nivel gubernamental y empresarial, sobre su importancia
para el desarrollo de un país y sensibilizarlos para que se invierta más
recursos en la misma. Es necesaria una norma legislativa en donde un porcentaje
del presupuesto de la Universidad de Panamá, esté destinado exclusivamente a la
investigación.
Debemos
fomentar la transferencia de los resultados de investigación a los distintos
sectores sociales. Crear un
sistema con miras a ofertar nuestros potenciales y participar de licitaciones, para generar
recursos para su sostenimiento y apoyo al desarrollo de las ciencias, las
humanidades, administrativas y las artes. Pero para esto, debemos
establecer programas de
incentivos a los investigadores y de perfeccionamiento continuo a través
de la cooperación nacional e internacional. Además, de impulsar las políticas de investigación
mediante Doctorados y Post-doctorados, promoviendo la investigación y la
extensión en la Institución.
Nuestra
institución, debe establecer incentivos y facilidades de horarios a los
docentes que obtengan financiamiento para sus proyectos de investigación. Debemos
promover y estimular la partición en convocatorias de concurso para realizar
proyectos de investigación, dando a conocer los organismos que apoyan la
investigación y los procedimientos.
Es
necesario crear un sistema que facilite la movilidad de docentes investigadores
y estudiantes que contribuyan a enriquecer los núcleos de investigación. Promover
y valorar la publicación en revistas indexadas, los resultados de los proyectos
de investigación, los trabajos de tesis, las patentes y dar estímulos a sus
ejecutores. Es menester revisar el sistema de evaluación y los procedimientos
referentes a las ejecutorias producto de investigaciones.
Es
imperioso realizar jornadas académicas de estudiantes de postgrado y pregrado,
con el objetivo de difundir sus proyectos de investigación o trabajos de
graduación; y motivar a la empresa privada a premiar los trabajos más
destacados. Por todo lo planteado, es imprescindible crear la Carrera de Investigación,
ya que el futuro de nuestra universidad está fundamentado en la investigación.
La Estrella / Opinión / 8 de abril 2016
LOS POSGRADOS Y LA RENOVACIÓN
DE LA UNIVERSIDAD DE
PANAMÁ
Dr. Eduardo Flores
Castro
Catedrático de la Universidad de Panamá
La Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura, ha definido la Universidad como un espacio
para la producción de conocimiento. De aquí, que los posgrados son los llamados
en primera instancia a la producción, difusión y aplicación de conocimiento. Por
lo tanto, el sistema de posgrado, junto a la investigación, es un factor
estratégico para el desarrollo social sostenible e incluyente, basado en el
conocimiento. De este modo, la pertinencia social debe ser el referente central
para la creación y evaluación de los programas de posgrado.
En Latinoamérica, los posgrados han tenido una
gran expansión en las últimas dos décadas. A esa expansión han coadyuvado
diversos factores, entre ellos, la presión por una mayor especialización al
interior de las profesiones, generada por la competencia en el mercado laboral;
la generalizada percepción del deterioro de la calidad de la formación del
pregrado; la obsolescencia de los saberes frente a la acelerada producción de
nuevos conocimientos y tecnologías; y las nuevas demandas sociales.
En la Universidad de Panamá los posgrados
también han tenido crecimiento. No obstante, se trata de un crecimiento por
agregación, determinado por criterios de oferta, sin atención a una
programación y planificación basada sobre estudios de necesidades y demandas
sociales. De igual manera, los posgrados se han desarrollado con una débil
vinculación con el mundo laboral. En el caso de las maestrías de modalidad
profesional, cuyo objetivo es generar capacidades para aplicar conocimiento,
han tenido escasas interrelación con los sectores productivos. En el caso de
las maestrías de modalidad académica, cuyo objetivo es formar investigadores,
han tenido escasos vínculos con centros y proyectos de investigación. Algunos se
han creado sin contar con los equipos de laboratorios necesarios, pensando sólo
en la autogestión, dejando de un lado la acreditación de la Universidad. Todo programa de maestría debe incluir
como título intermedio un diploma de especialización, de manera que se optimice
el esfuerzo que hacen los estudiantes, que en algunos casos se ven imposibilitados
de concluir sus estudios.
La Renovación del Sistema de Posgrados en la
Universidad de Panamá requiere concertar acuerdos específicos con sectores
productivos y empresariales que posibiliten la aplicación de conocimientos e
innovación y, al mismo tiempo, se constituyan en espacios de aprendizaje para
nuestros estudiantes. Sobre la base de esta concertación, se debe construir una
agenda para la creación de programas de especialización, maestrías, doctorados
y postdoctorados. Mejorar la calidad de nuestras Licenciaturas es una
tarea de igual importancia, y es imperante dotarlas de los equipamientos
necesarios, para que logren certificarse, ya que serán estos egresados los que
se incorporarán a los posgrados.
Es indispensable diseñar modelos pedagógicos y
didácticos no tradicionales, con un fuerte soporte en las tecnologías de
información y comunicación. Pero para esto es necesario incorporar un núcleo
básico de profesores que le dediquen una alta proporción de su tiempo a los
programas de posgrado, donde desarrollarán actividades de docencia e investigación.
Además, es forzoso llevar la formación de los investigadores a otros espacios
de aprendizaje, tales como centros de investigación de excelencia del país y
del exterior, mediante acuerdos de cooperación, el desarrollo de pasantías y
planes de movilidad académica de estudiantes y profesores.
Se requiere además, generar condiciones y
oportunidades para que los egresados de los programas de posgrado tengan
dominio de lenguas extranjeras, particularmente aquellas que dan soporte a la
circulación del conocimiento y a las relaciones económicas entre los países. De
aquí que es nuestro deber ampliar las oportunidades de acceso, permanencia y
egreso del posgrado a los más amplios sectores sociales, étnicos y culturales,
bajo la concepción del carácter público de la universidad y del conocimiento
como un bien público.
EN GRAN PARTE ESTOS ARTICULOS DE OPINIÓN, sin duda es parte de la propuesta que se presentará próximamente. Muy buenos artículos.
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