Revista Cuadernos Nacionales. IDEN / Universidad de Panamá. Panamá. 2002
LAS DOS CULTURAS: aliadas por necesidad
Dr. Eduardo Flores Castro
Catedrático
de la Universidad de Panamá
En 1959 el físico y escritor
inglés Charles Percy Snow escribió la obra titulada “The Two Cultures” (Las Dos
Culturas), en la que analiza la relación entre las ciencias y las humanidades. Snow por ser un científico connotado y un
literato reconocido, vivió lo que él mismo llamó Las Dos Culturas, la científica
y la humanística. Pudo identificar que
los intelectuales de cada cultura habían dejado de comunicarse entre sí,
levantando un muro de aislamiento acústico entre ellos.
Para ilustrar la lejanía entre
ambos grupos, permítanme relatarles una anécdota sobre un prestigioso
científico que fue invitado a cenar por un grupo de literatos. En medio de la reunión, el científico anunció
que contaría un chiste:
En un congreso científico un
loco se acercaba a las personas y les decía, -te integro, te derivo-. Hasta que se encontró a alguien que le dijo,
-no me importa-. El loco extrañado le preguntó, -¿por qué?-, y su interlocutor le
respondió, -yo soy exponencial de x-. Los
comensales se miraron unos a otros, diciéndose: “¿de qué estará hablando?”, “no tengo la menor idea”. Mientras que uno de los presentes le comenta,
en voz baja, a su vecino: “eso son los matemáticos, por eso es que nunca
hablamos con ellos”.
El autor de Las Dos Culturas
señala que los literatos se han tomado para sí la palabra “intelectuales” como
si el cultivo de las letras fuera la única forma de cultura cognoscitiva. Como si el saber científico no formara parte
de la cultura de la civilización.
El enfrentamiento entre la cultura clásica y la cultura
científica se deja ver claramente cuando Snow señala que “Si los científicos
llevan el futuro en los huesos, la respuesta de la cultura tradicional es
desear que el futuro no exista”. Sin
embargo, señala que “la cultura tradicional es la que dirige el mundo
occidental”.
Cada grupo tiene una imagen
deformada del otro. A los científicos
los humanistas les parecen charlatanes, personas que llegan a conclusiones con
parámetros poco objetivos, pesimistas con relación a la condición humana, que
no se ubican en la modernidad y que se refugian en sus elucubraciones mentales
y en el pasado. Para los humanistas, los
científicos les parecen pedantes, que sufren de un optimismo superficial y de
indiferencia a los libros que incrementan la cultura (léase cultura
tradicional).
Snow señala que la cultura
científica es también parte de la cultura universal, por lo que preguntar
¿Conoce usted la segunda ley de la termodinámica? Científicamente equivale a preguntar ¿Ha leído alguna obra de Shakespeare o
Cervantes? O algo aún más simple como
¿Qué es la masa? o ¿Qué es la aceleración?
Científicamente equivale a preguntar ¿Sabe leer?
Se piensa que una persona es
culta, si conoce las razones de la popularidad de la obra musical “Las Cuatro
Estaciones” de Vivaldi, o si conoce qué motivó a Picasso a pintar “La
Guernica”, o si sabe qué inspiró a Neruda a escribir “Veinte Poemas de Amor y
una Canción Desesperada”, o si puede interpretar el mensaje de la película
surrealista de Buñuel y Dalí: “Un Perro Andaluz”. Sin embargo, no se interpreta como
falta de cultura si una persona desconoce que el aumentar la llama de una
estufa cuando se hierve agua, no hará que ésta se calienten más allá de su
punto de ebullición; o que la integral de una función es el área bajo la curva
que la representa; o que la desviación que sufre la luz al pasar de un medio a
otro se debe al cambio de rapidez que experimenta; o si ignora por qué una
persona con tipo de sangre “O” y su pareja con tipo de sangre “B”, pueden tener
hijos con tipo de sangre “O”, tipo de sangre “B”, pero nunca con tipo “A”.
Las concepciones estrechas de
cultura que inspiraron al físico y novelista inglés, hace 40 años, a criticar
las divisiones entre científicos y humanistas todavía hoy están presentes. Snow propuso que las dos culturas necesitaban
encontrar una causa común que propiciara su integración, y planteó que esta
causa fuera la preservación de las culturas de los pueblos y la eliminación de
la pobreza de todas las naciones. Las
razones que lo llevaron a estas conclusiones, se han profundizado. Sólo basta con recordar que el 80 % de la
población del planeta habita en viviendas improvisadas, el 70 % no sabe leer,
el 50 % sufre de malnutrición. En el
otro extremo se tiene que el 6 % de la población posee el 59 % de toda la
riqueza del mundo. Se dice que ésta es
la era de la informática, pero solamente el 1 % de la población posee
computadora. Más aún, el 50 % de los
habitantes del mundo no han usado ni usarán nunca un teléfono.
En cuanto a la integración de
las culturas, el historiador estadounidense Donald Worster, precursor de la
Historia Ambiental, señala que tenemos un nuevo espacio de concurrencia de las
dos culturas, y que esta oportunidad es a causa de la crisis ambiental que
afecta al planeta. Worster señala que la
crisis abarca dos elementos: la muerte inminente de millones de especies de
plantas, animales y de miles de ecosistemas; y la creciente amenaza en la seguridad
de las culturas humanas.
Recuerda, Worster que es más
fácil inventar, nuevas tecnologías, nuevas organizaciones e instituciones
sociales, o nuevos valores, que crear nuevas especies o ecosistemas. “Por lo que científicos e historiadores
empiezan a acercarse entre sí ante esta situación, y van abriendo puertas en
las murallas de especialización que nos separan”.
Es necesario abordar la
investigación social e histórica con parámetros y visión de las ciencias
naturales y exactas. Por ejemplo, es
conocido el caso de la conflagración bélica que se dio en el siglo pasado entre
dos países, por diferencias en la longitud que cada cual reportaba para la
frontera común. Hoy sabemos que ello
ocurrió por ser las fronteras objetos de dimensión fractal, en donde la
longitud depende del patrón de medida que se utilice.
Se hace necesario que los
historiadores ahonden más en las causas ambientales que motivaron la migración
de grupos indígenas mesoamericanos hacia el Istmo de Panamá. Cuál fue el papel
que jugó la obsidiana como material estratégico para las guerras precolombinas,
que dio como resultado una ruta de la obsidiana que iba de Norteamérica a
Suramérica. Tal vez, señala Worster, uno
de los responsables de la dipolaridad de las disciplinas humanas, fue el
filósofo, matemático y físico francés René Descartes, quien en su obra El Discurso
del Método (1644), anunció que el mundo está dividido en dos, la mente
enfrentada a la materia. Como
consecuencia los científicos se hicieron cargo de la materia, dejando la mente
a los humanistas. Esto fue lo que posteriormente
se denominaría el materialismo versus el idealismo, lo cual ha producido
subsecuentemente enfrentamientos ideológicos.
Esta balcanización de las
actividades intelectuales, identifica Worster, ha tenido repercusiones en la
forma como se han dividido las facultades y los departamentos en las
universidades. División que ha impedido
la interacción enriquecedora de las disciplinas.
El enfoque de la Historia
Ambiental, trata de explorar y explicar cómo el entorno biofísico ha influido
en el curso de la historia de la humanidad.
Para ello se hace indispensable que los historiadores y sociólogos
tengan formación y analicen documentos científicos en campos como Ecología,
Geografía, Física de Materiales, Química de Suelos, Climatología, Genética, Microbiología,
Parasitología e Hidrología.
El enfoque científico de la
historia ha llevado a introducir una etapa, anteriormente no considerada, en la
división de la misma. Tomando en
consideración los materiales que el hombre ha utilizado en su desarrollo, se ha
identificado la Edad de la Madera, que por no existir evidencias directas
debido a su rápida descomposición, no había sido establecida. En sucesos históricos más recientes, la
perspectiva de la Ciencia de Materiales, explica también porqué los alemanes,
al inicio de la segunda guerra mundial, priorizaron el control de las
Filipinas.
El trascendental papel de los
cambios climáticos sobre la historia, hace necesario el enfoque
multidisciplinario para una comprensión cabal.
Es sabido, por ejemplo, que el clima produjo que los antiguos pobladores
del istmo habitaran fundamentalmente la costa pacífica, situación que aun hoy
persiste en nuestro país. También es
conocido que en el Istmo de Panamá, existió una cultura del maíz y otra del
pixvae, asociada al ambiente en que se desarrolló cada una de ellas.
Los primeros pasos de
integración entre ciencia e historia en Panamá han sido tímidos. En este sentido, la Facultad de Ciencias de
la Universidad de Panamá en colaboración con el Museo Reina Torres de Arauz, ha
realizado investigaciones arqueológicas donde se correlacionan las temperaturas
finales de cocción de tiestos antiguos, determinadas con técnicas nucleares,
con el nivel cultural de estos grupos indígenas.
Worster está inclinado a pensar
que, cuando se aborda el problema de la naturaleza no existen diferencias
metodológicas profundas entre la ciencia y las humanidades (literatura, arte,
religión o filosofía). Para él, ambas
siguen las mismas reglas de razón, tolerancia, pensamiento crítico, amplitud de
criterio y búsqueda de consenso. Sobre
el particular, pensó que cuando se percibe la naturaleza a través del prisma
del arte, se plasman parte de los sentimientos del artista; no estando este
parámetro involucrado en el análisis científico. Por otro lado, el criterio de la verdad en la
religión es la fe, mientras que el criterio de la verdad en las ciencias
naturales es la experimentación, y en las ciencias exactas el criterio de la
verdad es la coherencia lógica.
La cultura científica es importante
no sólo para los que propiamente se dedican a las ciencias, o para que los
humanistas puedan interpretar de forma más integral los procesos históricos o
sociales. La cultura científica es una
necesidad para todos los ciudadanos, independientemente de su actividad
social. El siglo XXI se caracteriza por
la gran cantidad de información a la que se puede acceder. Si se abre un periódico, se escucha la radio
o si se sienta frente al televisor, parte de la información entregada contendrá
componentes, elementos o conceptos científicos, fundamentales para su
comprensión. Es común encontrar
términos como: radiaciones ultravioletas, cáncer, efecto invernadero,
clonación, virus, bacteria, proteína, desechos radiactivos, capa de ozono o
alimentos transgénicos, entre muchos otros.
La popularización de la ciencia
y la tecnología persigue, que éstas constituyan componentes centrales de la
cultura, la conciencia social y la inteligencia colectiva. Los beneficios de la investigación científica
y tecnológica deben privilegiar los problemas de la población afectada por la
pobreza y su orientación debe estar relacionada con fines colectivos. Para esto, debe procurarse la expansión del
acceso a las ciencias, fomentando la introducción, el entendimiento y la
apreciación de la ciencia y la tecnología en nuestras vidas cotidianas desde la
educación inicial.
Todos los procesos de cambios y
las transformaciones educativas que involucran revisión de los conceptos de la
cultura científica, se han dado por necesidad.
Después de la Segunda Guerra Mundial la acumulación de conocimiento que
se dio fue impresionante, se estima que entre 1950 y 1962 se publicaron tantos
trabajos científicos como los publicados en toda la historia de la
humanidad. Esta avalancha de
conocimiento que se produjo en este periodo, trajo como consecuencia que se
modificara la formación educativa científica en Inglaterra. Esta reforma en la enseñanza de las ciencias
fue motivada por los profesores, la cual recibió el nombre de Proyecto
Nuffield.
En los Estados Unidos la primera
gran transformación educativa, en el campo de la Física, se dio cuando se
percataron que se estaba quedando a la saga en la carrera espacial frente a la
Unión Soviética. Para corregir este
retraso, plantearon la reformulación de la enseñanza de la Física desde la
escuela secundaria. Reunieron a
centenares de prestigiosos físicos para el diseño y elaboración de los nuevos
programas, textos escolares y equipo de laboratorio. Esta agrupación recibió el nombre del Comité
para el Estudio de la Ciencias Físicas, mejor conocido por sus siglas en inglés
PSSC. El segundo gran proyecto de
transformación educativa científica, en los Estados Unidos, se inició en los
años 80 del siglo XX cuando se entendió la importancia de la cultura científica
para toda la población. Esto produjo que
se diseñaran los lineamientos generales para la elaboración de los contenidos
que todo ciudadano debe conocer en Matemática, Física, Química, Biología y
tecnología. Este proyecto a largo plazo se
inició en 1986, año en que nos visitó el cometa Haley, y concluirá 75 años
después (2061), fecha en que se verá nuevamente dicho cometa; por esta razón se
le denominó Proyecto 2061. En nuestro
país, La Facultad de Ciencias de la Universidad de Panamá, participó en las
investigaciones de adaptación de este proyecto.
Worster señala la necesidad de
una perspectiva ecológica de la historia, en donde la comprensión de la misma
se busque a través de la relación del desarrollo humano y la naturaleza. Bajo este nuevo enfoque el historiador tendrá
que considerar como variables indisolubles de la historia, el desarrollo de la
agricultura; el crecimiento de la población; las diferentes formas de energía
que se han utilizado y por qué se han variado; los tipos de materiales que el
hombre ha utilizado en su desarrollo y cómo se asocian a su avance tecnológico;
el clima, sus cambios y las migraciones humanas, entre otras.
La última mitad del siglo XX se
caracterizó por un acelerado desarrollo científicotécnico. Pero como toda
actividad humana, la misma se basó en la interacción con su entorno. Esta interacción trajo consigo consecuencias
como la contaminación radiactiva debido al uso de la energía atómica para fines
bélicos y pacíficos, contaminación por el uso de pesticidas, emisiones de
gases, partículas y contaminación acústica de los automóviles, los desechos
sólidos, las emisiones tóxicas de las industrias y los derrames de
petróleo. Esto ha producido la
contaminación de suelos y ríos, la desaparición de miles de especies y
ecosistemas, el calentamiento de la atmósfera y el deterioro de la capa de
ozono.
Entre las causas primeras de la
problemática ambiental se puede identificar a las desigualdades sociales, la
sociedad de consumo, el individualismo promovido por la sociedad burguesa y la
lucha por el poder militar e industrial de las grandes potencias. Frente a esto los pueblos del mundo deben
tomar conciencia de la fragilidad de su entorno y por ende de su propia
subsistencia. Las poblaciones deben de
establecer una nueva valoración del consumo.
Este problema es tan alarmante, que una de las formas de medir el
desarrollo de un país es a través del número de kilogramos de basura por
persona que genera (v.g. en la ciudad de San Salvador se producen por persona
0,5 kg/día, en San José 0,9 kg/día, en ciudad de Panamá 1,3 kg/día y en
Barcelona 2,4 kg/día). Las sociedades deben
sancionar a las empresas que no valoren la protección del ambiente con el no consumo
de sus productos. La única forma en que
los países subdesarrollados promuevan la conservación del medio y no recurran,
como acto de desesperación, a la utilización inadecuada de sus recursos, es que
se liberen del peso asfixiante de la deuda externa. Es importante que los pueblos del mundo tomen
conciencia de que los gobiernos que ellos eligen repercuten no solamente en sus
economías locales, sino en la preservación de la vida del planeta. Basta con recordar la negativa del gobierno
de los Estados Unidos, a firmar el protocolo de Kyoto en el que, entre otras
cosas, se reglamentan las emisiones de gases de las industrias.
Vivimos en el planeta Tierra y
formamos parte de la biosfera. Es decir,
que nos encontramos en una situación de interdependencia con el ambiente, y de
este proceso depende la supervivencia de todas las formas de vida y entre ellas
la especie humana. La única forma de
hacerle frente a esta amenaza es utilizar, en forma colaborativa, todos los
campos del saber científico (Física, Biología, Química, Ciencias de la Tierra,
ingenierías, etc) y humanístico (Historia, Antropología, Arqueología,
Sociología, Económica, etc).
Las Ciencias y las Humanidades
deben coordinar programas de investigación sobre el medio ambiente de alcance
nacional, regional y mundial. Únicamente
la interacción de los especialistas en ciencias naturales, ciencias exactas,
sociología, política, economía, demografía, y otros, permitirá llegar a un
proceso de desarrollo que permita la preservación de la vida. La comunicación e integración de las Dos Culturas
es hoy una necesidad no por razones intelectuales o filosóficas, sino para la
supervivencia de la especie humana.
Muy buen articulo Dr. Flores.
ResponderEliminarOjala podamos lograr en nuestras universidades tener centros de investigación que abarquen ambas culturas.